VALE MAS UNA CABEZA
BIEN HECHA QUE UNA CABEZA BIEN LLENA
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“Vale más una cabeza bien hecha
que una cabeza bien llena”,
esta fue la tesis con que la UNESCO hace algunos años en un documento llamado
“La Educación Encierra un Tesoro”, planteó la finalidad de la Educación para el
siglo XXI. En el marco de la didáctica de la filosofía escolar cabe justamente la crítica de este principio, si reconocemos que tradicionalmente en Colombia
ha prevalecido la enseñanza bancaria en este área.
Al observar
la escultura de “El Pensador” de Rodin
se cree que el acto de pensar requiere de unas acciones especiales. Sin
embargo, no es así. Para filosofar, por ejemplo, sólo basta estar vivo. Umberto
Eco manifiesta que “un pensador piensa,
pero no en los momentos dedicados al pensamiento. Piensa mientras coge una pera
del árbol, mientras cruza la calle, mientras espera que el funcionario de turno
le entregue un impuesto. Descartes pensaba mirando una estufa “. En este mismo sentido,
Husserl pide a los que comienzan a
filosofar que se olviden de todo lo que saben y que simplemente, abran los ojos al mundo que sucede a su
alrededor. Estos dos autores plantean el mismo horizonte de la UNESCO: la
finalidad del aprendizaje no está en los
contenidos, está en las estrategias con las cuales la escuela debe equipar la
mente de los estudiantes para que accedan
a la información.
La filosofía, por ejemplo, surge del asombro
inicial, del deslumbramiento interior que experimenta todo aquel que es capaz
de ver el mundo que lo rodea, en donde las cosas adquieren un sentido más
profundo que el que se les otorga en la vida corriente. Así, entonces, la
actitud filosófica permite plantear preguntas, tales como: ¿Cuál
es el sentido de la existencia? ¿Qué sentido tiene amar a los otros? ¿Por
qué algunos hombres entregan su vida por otros? ¿Qué hace más humano al
hombre? Dar respuesta a interrogantes
como estos, constituye la ocupación principal del filósofo. Esta debe ser la
misma ocupación de los jóvenes que asisten diariamente a nuestras aulas; sin
embargo no es así. Todo porque los contenidos siguen siendo el centro en las aulas, y no las preguntas e incertidumbres que a ellos preocupan como seres insertos en un mundo que los
condiciona y determina.
El legado
con el cual cuenta la filosofía hoy ha
sido el producto de una actitud especial humana. Por ello, hacer filosofía es un acto
consciente que exige descubrir el sentido de lo que se hace, darse cuenta del
porqué el hombre realiza cosas y la forma cómo las realiza; gracias a esta
reflexión se construye la personalidad y la identidad humanas, como actitud
contraria a cualquier intento de absolutismo; pero inexplicablemente en
Colombia llevamos años repitiendo contenidos en los salones de clases, y todo
en contravía de esta actitud natural del hombre que rechaza la mismidad y la
cosificación humana.
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Filósofar siempre ha sido un reto, pero hoy es aún más difícil porque está considerada una actividad muy "peligrosa" para el Statu Quo ; pues la sociedad contemporánea ofrece
una multitud de modelos para imitar y espera que sean asimilados sin cuestionamientos.
Esto obliga a las conciencias libres asumir un estilo particular de vivir la
vida y ver las cosas. La reflexión como un develar constante de los problemas
del mundo, del hombre y de Dios, viene a ser el filosofar mismo. Esta actitud
crítica y develadora del hombre hace que la filosofía, como un saber inacabado,
se depure constantemente. Así, pues, el proceso de construcción de la filosofía
es permanente y en espiral. Se parte de los mismos problemas, pero siempre se
llega un poco más lejos, en una actitud constructiva permanente. Por ello,
enseñar filosofía no es llenar la cabeza
de los estudiantes de nombres, de fechas y de frases célebres. Es, en cambio,
despertar el entusiasmo en ellos y hacer que se apasionen por algo. Sin embargo
en la realidad no ocurre así, ya que se ha impuesto la tesis que dice: VALE
MÁS UNA CABEZA BIEN LLENA QUE UNA CABEZA BIEN HECHA.
Wilson Blanco
Narváez, Pensamiento en remojo, Cartagena, Edit. El Sudor de la Lengua, 2009.
Para muchos la filosofía no sirve para nada, y tienen razón. Desde el punto de vista de la lógica, dos negaciones afirman. Es decir, sirve para algo. He encontrado definicones de filososfía como esta: "La filosofía es una ciencia, sin la cual o con la cual, todo sigue igual". También es cierto, puesto que la filosofía, ante todo es reflexión sin praxis. Claro que Marx, prefirió que la filosofía fuera lo uno y lo otro.
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